El presente estudio de caso realiza un análisis sobre el fenómeno del chemsex desde una mirada amplia. A más, a través del análisis narrativo, identifica las situaciones de discriminación, impulsadas principalmente por la fobia a las personas usuarias de drogas, que se ven obligadas a vivir quien participa en estos contextos.
Es un estudio publicado en 2019 por la International Network of People who Use Drugs (INPUD).
Lo dividiremos en dos partes, ya que es bastante extenso. En esta primera parte, aportaremos la traducción y resumen del estudio de caso. En la segunda parte, añadiremos la parte de Reducción de riesgos y las recomendaciones y conclusiones de la INPUD al respecto.
Introducción y trasfondo
¿Qué es el chemsex?
Se trata de un término emergente que se usa para referirse al uso de drogas, en un contexto sexual. Es un término asociado con comunidades de hombres homosexuales y bisexuales, las escenas de discotecas y “drogas de club”, las escenas fetichistas y BDSM, aunque por supuesto, otras comunidades pueden participar y se involucran en el chemsex. Específicamente, se refiere al sexo que es acompañado, mejorado y/o facilitado por las drogas. Al igual que todas las personas que usan drogas, las personas que participan en chemsex son diversas y heterogéneas.
Diversidad: ¿Quién practica chemsex?
¿Podemos encontrar un perfil identificado dentro de este contexto?
Las personas que practican chemsex, son normalmente asumidas como hombres homosexuales y cisgénero. La realidad que encontramos, no arroja esta categorización, ya que las personas en contextos chemsex provienen de diversas comunidades, con diferentes vivencias y realidades. Y también diferentes motivaciones para realizar esta práctica.
“La comunidad […] asume automáticamente lo que escuchan sobre el chemsex, acerca de tener sexo salvaje, que se practican cosas raras, fetiches, zorrerías, etc. No se dan cuenta de si has mantenido la posición del misionero todo el tiempo, sino que has consumido una sustancia. Algunos de nosotros, usamos metanfetamina porque nos hace alcanzar el orgasmo más fácilmente. Otras personas dicen que mejora sus sentimientos o su libido”.
Estigma y discriminación
“Las personas que consumen drogas tienen derecho a la no discriminación”
“No se debe suponer que las personas que consumen drogas son enfermas, desviadas o criminales”
Declaración de consenso de INPUD sobre el uso de drogas bajo prohibición
No descubrimos nada nuevo si hablamos de que existe bastante estigmatización respecto a las personas usuarias de drogas, ¿verdad? Bien, pues aquí, además, se intersecciona la estigmatización existente hacia ciertas prácticas sexuales o vivencias y expresiones de la sexualidad de cada persona.
Las personas usuarias de drogas son percibidas (“gracias” a informes negativizados, ciertas noticias de MMCC y la escasa comprensión a nivel social existente respecto a estas realidades…) como “peligrosas”, “desviadas” y/o “disruptivas”, además de ser catalogadas como “enfermas” e incapaces de actuar en base a sus propios intereses. Esto conlleva la asunción de la necesidad de ser “ayudadas y/o acompañadas terapéuticamente”.
“En mi caso fui emboscado por mi propia familia, me pusieron una inyección, y cuando desperté estaba en un centro de rehabilitación. Y fue en contra de mi consentimiento […] Se quedaron son su forma de pensar: estás enfermo, eres un criminal y eres peligroso. Y esto es realmente malo”.
“Hasta cierto punto hemos sido un poco marginados. Los usuarios de drogas conocen a otros usuarios, y normalmente no nos discriminamos entre nosotros […] Pero para la comunidad en general, creo que estamos siendo vistos como personas que simplemente “no valen la pena”.
“La forma en que se ve a los usuarios de drogas o a las poblaciones de chemsex. […] Son todos los aspectos negativos”.
Es importantísimo no perder de vista que esta estigmatización lleva a la discriminación, la exclusión social y a diferentes violencias.
Además, tal es el estigma que muchas personas usuarias de drogas pueden llegar a interiorizarlo, considerándose menos válidas.
Creo que hay mucho estigma internalizado, creo que la gente, considera el chemsex sucio. Lo considera como underground, al no ser la corriente principal. Piensan que no se puede salir una vez que entras”.
El estigma interiorizado conlleva que encontraremos personas que no quieran asumir una identidad ligada al uso de sustancias, o a su sexualidad, por ejemplo.
Además, también podemos encontrar estigmatización en miembros de la misma comunidad. Hay personas que discriminan a otras en función de la sustancia que consumen y su estatus de legalidad, por ejemplo, o en función de la vía de administración.
“Creo que es injusto, porque muchas veces, la gente sale y bebe antes de tener sexo O incluso toman una copa o dos mientras tienen relaciones sexuales. Pero solo porque es algo diferente lo que toman comienzan a estigmatizar a otros consumidores, y creo que es totalmente incorrecto».
“Vas a fiestas organizadas por un diseñador de moda en las que la coca está de moda, y no se menciona la metanfetamina porque es de mal gusto. Aunque si se la das a escondidas te piden más. Pero frente a los amigos, defienden que es de mal gusto. Y luego si hablas con los fumadores de metanfetamina, ven a los fumadores de coca, también de una forma diferente […] Eso es para la clase alta, es para un cierto nivel de ingresos».
“Esto tiene una explicación, y es que esta estigmatización actúa como separación entre lo que yo hago y lo que hacen otros/as/es y que puedo percibir como “más riesgoso, marginal o problemático”.
“La estigmatización entre las propias poblaciones, también es un problema […]. Es muy raro que encuentre personas que digan «Soy un usuario de drogas» […] un tema que tenemos que analizar es porque las poblaciones se estigmatizan mutuamente […] las personas que son trabajadoras sexuales no levantan la mano y dicen “Uso drogas» y definitivamente no dirían «Hago chemsex». En un trato más personas podrían decirlo, pero cuando se trata de cómo me verá el resto del mundo. ¿Cómo me van a tratar? Y qué van a hacer, las cosas son diferentes”.
Violencia policial
En contextos de chemsex… ¿existe?
En la mayoría de contextos las personas usuarias de drogas son criminalizadas.
“El conocimiento y la asunción de la condición de usuario de drogas, de practicante de chemsex, o de ser miembro de comunidades LGBTQ, que vive con el VIH y/o su pertenencia a otras comunidades marginadas y criminalizadas, puede generar violencia, arrestos y abuso. En casi todos los contextos del mundo, las personas que usan drogas son criminalizadas, en estos casos la atención y el acoso policial, son legalmente sancionados y avalados”.
“[La violencia] vendría principalmente de la policía, […] Si te han fichado […] eres gay y consumidor de drogas. Entonces […] Estás muy por debajo del nivel de aceptación social aparente, por lo que [la policía siente que] no tienes derecho al mismo grado de respeto y dignidad aplicado al resto. Mi propia seguridad personal, está en peligro cuando veo un coche de policía, lo sé con certeza, Si además empiezas a mirarme o me rodean, sé que voy a llevarme más mierda de lo que puedo manejar”
Las personas usuarias de drogas y Chemsex, se enfrentan a serias dificultades para denunciar ante la Policía o la autoridad correspondiente, porque no se les toma en serio y no se respetan sus derechos. Además, que pertenezcan a colectivos estigmatizados condiciona el trato que reciben.
“si a la policía le dices: “Tengo derecho a guardar silencio, y me gustaría que me llevaran a la comisaria para que me registren allí, y como soy una mujer transgénero, no quiero que me registre un hombre”, te van a dar una bofetada.»